Este post va dirigido a los novios que van a contratar a un fotógrafo de bodas o a un vídeografo de bodas para un día tan especial.
Las razones por las que los novios desean tener los brutos u originales de su boda, tanto en fotografía como en vídeo, es por el hecho de tener un mayor número de fotos, pero no nos equivoquemos, la cantidad como casi siempre no es mejor que la calidad.
Utilizando la comparación que usan en un artículo similar a éste en Petapixel, sería como si a un escritor le pidiésemos su libro sin editar, sin las correcciones y la maquetación hecha. Cuando se contrata a un fotógrafo, se hace conociendo su forma de procesar y editar las imágenes (o así debería ser), por lo tanto de nada nos servirá tener mil fotografías si no están completas, es decir, editadas, puesto que la edición conforma el resultado final que el fotógrafo quiere dar a su producto; y en definitiva, muestra su sello creativo característico.
Por ello es muy importante conocer cómo trabaja las imágenes un fotógrafo, ver su portfolio, y constatar que es afín a las ideas que la pareja pueda tener. Y sobre todo confiar en su trabajo como profesional de la imagen. Porque, como profesional que es, sabrá qué fotografías encajan mejor en blanco y negro, que tonos irán mejor con el ambiente creado, que reencuadres (cuando se necesitan) son los adecuados y también, sin llegar a hacer retoques excesivos, eliminar esas pequeñas imperfecciones con naturalidad.
Es muy importante saber valorar el trabajo de un fotógrafo, porque va más allá de las doce o trece horas que puede durar la boda. Hay que tener en cuenta el tiempo de trabajo previo así como la labor posterior de selección de imágenes y editado para que el círculo se cierre, quede completo.
Texto modificado a partir de un artículo publicado en Unionwep
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